En
esta tarde tibia de otoño presentido, de violeta y
durazno bordeando el horizonte, mis golondrinas vuelan al
país del recuerdo.
Hierofante precoz, orgulloso y
audaz querías enseñarme tu varonil sapiencia.
Ensayadas caricias de pasiones tempranas en loco
desvarío, eran las tuyas; de neófito, aún
torpes demandando las mías.
Tierra no descubierta,
tierra sin surcos. Tierra firme repleta de secretos,
eran mis valles que aún dormían. Capullos
en letargo, eran mis rosas donde ninguna abeja había
libado.
Todavía en el umbral borroso entre niña
y mujer, curiosa, cautelosa, medrosa y aprehensiva como
una arisca cierva olfateando el peligro, incursioné
indagando hieráticos misterios en aquel mundo nuevo,
paradógico, extraño.
Luego, ingenua inquirí
pávida y abismada, si al correr aquel velo
descubriría el secreto de ser germen y vida al
volverme mujer. ………………………
Tu eras el misterio mi gran interrogante, isla
desesperada sedienta en el estío. Ensayabas, profano
tus nuevas experiencias, sondeando mis umbrales de gamuza
espantada, con tus caricias toscas, dispersas, confusas e
impacientes; y yo, me preguntaba ansiosa, desolada, tímida,
estupefacta, con el alma estrujada de niña hecha
mujer, si ese mundo era el cielo o sólo su antesala.
…………… …………………….
Mis golondrinas vuelven, y doliente yo pienso conciliatoria,
tierna con nostalgia y piedad: -¿Fue cruel, o fue
insensato tu amor desesperado, que caminos inciertos de
cíngaros errantes me hizo recorrer?
Pero el alma
temblando compasiva replica : -Ese amor necio desesperado,
loco; amor salvaje de adolescentes núbiles; ese
amor sin malicia amor silvestre, no calculado desprevenido,
que espontáneo brotaba e ingenuo pretendias
desbordara mis ríos- ¿No fue acaso el crisol
que aquilató mi ser? ¿No fue acaso hematites
que mis ansias pulió? ¿No fue acaso arquitecto
que construyó el castillo donde duermen los sueños
de una niña-mujer?
La tarde está muriendo
allá al borde del monte; yo cierro mi ventana
musitando tu nombre. De nostalgia cansada mis golondrinas
vuelven de su viaje sin huella.
Un diamante ha caído
al fondo de mi ser burilando con fuego la palabra ¡MUJER!
*
Del libro “Poemas en mi Red”. Plaza & Janes. 1992.